No se puede pedir mĂĄs. El hotel cuenta con unas instalaciones modernas sin perder la esencia histĂłrica, con detalles cuidados y todo muy limpio. Disfrutamos de la habitaciĂłn 101, con un impresionante balcĂłn con vistas al Peñón de Gibraltar, el embalse del Guadarranque y el parque natural de los Alcornocales. Los empleados del hotel son amables y atentos. El servicio del restaurante es fantĂĄstico, tienen buen producto, con especialidad en carnes de caza y otras delicias gastronĂłmicas. Por Ășltimo, el recinto amurallado ofrece imĂĄgenes pintorescas de casitas blancas, reminiscencias ĂĄrabes y plantas por doquier. En definitiva, no solo volverĂ© y recomendarĂ©, me he quedado con ganas de mĂĄs e intentarĂ© descubrir otros enclaves de la CĂĄdiz mĂĄs autĂ©ntica en los otros hoteles con los que cuenta la cadena Turgasa.